junio 6, 2019

Psicología TDAH

El Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad se caracteriza por tres grupos de síntomas: déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. La manifestación de los mismos varía en función de las circunstancias de cada persona, de su edad y del ambiente en el que se encuentre. Estos síntomas interfieren en las personas afectadas y su entorno a lo largo de la vida, por lo que se deben tener en cuenta para su tratamiento tanto los distintos factores implicados directamente en el TDAH como los derivados del mismo que afectan negativamente en su vida.

La intervención psicológica es fundamental para enseñar tanto a las personas afectadas como a su entorno todas aquellas estrategias necesarias para disminuir su impacto en las distintas áreas de la vida: familiar, social, escolar, laboral, emocional. Por ello, durante la intervención psicológica ofrecemos otros servicios y apoyos que resultan imprescindibles en el tratamiento del TDAH, ya sea infantil, adolescente o adulto: uso de sustancias, Fobias, Traumas, etc …

La terapia funcional engloba la terapia conductista, la cognitivista y la parental

Terapia conductista: Las terapias conductistas se basan en el aprendizaje por consecuencias y en la modificación de conducta basada en reforzadores. Hoy día, es muy común encontrar tanto en la práctica clínica como en las creencias populares una buena cantidad de premisas conductistas mal interpretadas o mal aplicadas; por ejemplo, el empleo del castigo como medida correctiva, el tiempo fuera y un sinfín de estrategias conductistas que, al no ser aplicadas adecuadamente, no consiguen su objetivo o resultan inútiles. Además de no lograr su objetivo, en muchos casos, resultan perjudiciales para la persona porque la dañan emocionalmente. Por eso, es fundamental, aparte de la formación en modificación de conducta, un acompañamiento a los controles externos y a los afectados para lograr adaptar estas estrategias a cada caso y evitar el mal uso. Así, en el caso concreto del TDAH, una de sus principales dificultades nucleares del trastorno es la generación y/o modificación de los hábitos establecidos para lograr rebajar la carga ejecutiva con un menor gasto energético. Para ello, el conductismo nos puede ayudar a establecer nuevos hábitos con los que poder funcionar de una manera más adaptativa y a un menor coste.

Terapia cognitivista: El modelo cognitivo estipula que la capacidad de una persona para manejar información y elaborar representaciones mentales de sí mismo y del medio que le rodea son fundamentales para mejorar su calidad de vida. La teoría fundamental de la terapia cognitiva es que las personas sufren por la interpretación que hacen de los sucesos y no por estos en sí mismos. A lo largo de la terapia, se busca que el paciente se haga más flexible a la hora de otorgar significados y encuentre por sí mismo interpretaciones más funcionales y adaptativas. En TDAH, se debe tener en cuenta que algunos perfiles tienen dificultades a la hora de reutilizar sus propias vivencias de cara a la autoevaluación y mejora de comportamientos en el futuro, por lo que el por el sujeto requiere del apoyo tanto de su terapeuta como de su entorno para lograr una mejoría significativa. El trabajo desde la perspectiva cognitivista resulta eficaz también en los casos en los que los perfiles ansioso, rígido, depresivo o agresivo de un progenitor, cuidador o pareja, les llevan a hacer interpretaciones excesivamente negativas de los acontecimientos o conductas del paciente TDAH, así como a hacer atribuciones erróneas respecto a la relevancia de dichas conductas o sucesos. A menudo el recorrido vital de un TDAH a menudo lleva asociados episodios de fracaso en los ámbitos laboral, académico o social, lo cual le puede generar un sentimiento de indefensión en el paciente, llevándole a modificar su percepción del entorno, de sí mismo y de su capacidad para mejorar o llevar a cabo sus objetivos. La terapia cognitiva sería útil en estos casos paramodificar el significado de sus acontecimientos pasados, presentes y futuros del paciente de forma que sean más útiles y adaptativos.

Entrenamiento parental: En Unidad Focus damos muchísima importancia al entrenamiento parental y al control externo. Creemos que todo padre (o control externo), sin importar que cómo sea su hijo, debería formarse en esta área. Está muy extendida la idea de que la crianza es algo bastante difícil en la mayoría de los casos. Sin embargo, la sociedad no forma a los padres para poder ejercer su responsabilidad de un modo adecuado. Existe una presunción de capacitación por el hecho de haber sido hijo, a pesar de la dificultad de la tarea. Es curioso que por el hecho de vivir en sociedad, somos dados a juzgar y criticar el estilo y las habilidades parentales ajenas pero no a dar la opción a aquellos padres que lo deseen a formarse para poder desempeñar su papel sin desgastarse ni desesperarse. Por eso, hemos creado una serie de servicios de capacitación y entrenamiento parental para el público en general. Además, cuando la persona que debemos monitorizar o educar, tiene dificultades de base, como TDAH u otras, el trabajo se vuelve muchísimo más arduo y complicado. En todos los servicios dedicados al entrenamiento parental, trabajamos con aquellas personas que conviven día a día con personas afectadas por un trastorno invisible y que, habitualmente, son culpabilizadas y responsabilizadas por su sintomatología. A los cuidadores les capacitamos de habilidades comunicativas, estrategias de modificación de conducta y habilidades para lograr la tan compleja congruencia parental.

Terapia emocional: que engloba EMDR y Terapia sistémica centrada en apego

Tristeza, ira, ansiedad, miedo, confusión… son todas emociones importantes y útiles que todos tenemos de vez en cuando. Nos dan la señal de aviso para guiar nuestros pasos, como por ejemplo, valorar si estamos ante una fuente de peligro real y así poder responder ante ésta. Pero ¿qué ocurre cuándo estas manifestaciones están fuera de lugar?

Por ejemplo, cuando siento miedo o ansiedad desproporcionados respecto a la realidad de una situación y ésto se conecta con otras cosas, situaciones o momentos donde no tienen sentido?. Es en estos casos, que nos provocan sufrimiento y nos impiden avanzar, desarrollarnos, ser creativos/as…

Los sentimientos de “no estar a salvo” pueden aparecer de muchas maneras. Algunas personas sienten que son “estúpidas”, “incapaces”, “inadecuadas”,”un fracaso”, “no valen la pena”… Estas creencias pueden resultar de experiencias vividas tales como humillaciones en la etapa escolar, problemática familiar vivida en la infancia, estilos parentales disfuncionales, etc. Además pueden empeorar con el paso del tiempo ya que cada experiencia vivida se codifica en nuestro cerebro y aumenta la red de memoria que está asociada con el problema.

El trabajo en esta terapia es crear, junto con la persona que acude a terapia, un espacio curativo donde pueda sentir que está segura; donde se dé permiso permiso a sí misma y me dé permiso a mí para acompañarla en la misión de darle a su mente y cuerpo (donde queda todo registrado) la posibilidad de hacer aquello para lo que está preparado: integrar y superar la experiencia traumática, fuente de malestar psicológico y físico.

En este espacio terapéutico nada será juzgado; sólo observado y auto-observado, entendido y acogido como el mecanismo que la persona encontró para salir adelante y sobrevivir, las estrategias que utilizó para adaptarse a las situaciones que tuvo que enfrentar. Juntos trataremos de reestablecer el bienestar y la paz interior.

EMDR: Es un método psicoterapéutico para tratar trauma y dificultades emocionales que fueron causadas por experiencias difíciles en intensidad y/o mantenidas a lo largo del tiempo en la vida de una persona. Consiste en la estimulación bilateral de ambos hemisferios cerebrales, para que la información relacionada con una experiencia negativa, intensamente vivida y que ha sido almacenada de forma disfuncional, pueda volver a ser reprocesada de manera que ya pueda ser asimilada y, por tanto, permite trabajar el acontecimiento vivido con un dolor menos intenso. Esto significa que con EMDR conseguimos que el recuerdo traumático deje de afectar en el presente.

Terapia sistémica centrada en apego: Uno de los elementos definitorios de esta terapia es concebir a las personas como elementos dentro de un sistema relacional. A través de este tipo de intervenciones se pueden trabajar diferentes conflictos intra e interpersonales, haciendo hincapié en la comunicación, los estilos de relación, los recursos de cada persona y el cambio como algo inevitable dentro de los sistemas.